Murail tiene la capacidad de empujar los límites un poco más lejos de lo que uno espera o se imagina y pone sobre la mesa una serie de objetos con formas imposibles, pero ahí están.
En sus obras de piano Messiaen respira siempre en la superficie, pero por debajo y por detrás Murail se las arregla para encontrar un espacio y una profundidad que un poco asusta y por momentos nos deja sin aire.
Cuando miro a la distancia, Murail y Sciarrino son proyecciones de un caleidoscopio construido por Messiaen y Ravel.
Los ideales extremos de una época han quedado atrás y cuesta aceptar que la interacción haya generado estas nuevas realidades que con el tiempo habrá que aprender a incorporar.
Tristan Murail Les Travaux et les jours
Daniele Fasani pianoforte
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