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UNA TAZA DE TE

 

Nan-in, maestro japonés que vivió en la era Meijí (1868-1912), recibió a un profesor universitario que había acudido a informarse sobre el Zen.

Nan-in sirvió té. Llenó la taza de su visitante, y siguió vertiendo.

El profesor se quedó mirando el líquido derramarse, hasta que no pudo contenerse: –Está colmada. ¡Ya no cabe más!–

Como esta taza –dijo Nan-in–, está usted lleno de sus propias opiniones y especulaciones. ¿Cómo puedo yo mostrarle el Zen a menos que vacíe su taza antes?

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LA RANA DEL POZO

 

Encerrados en la jaula estrecha que nosotros mismos hemos fabricado y que tomamos por todo el universo, muy pocos podemos empezar siquiera a imaginar otra dimensión de la realidad. Patrul Rimpoché cuenta el relato de una rana vieja que se había pasado la vida en un pozo húmedo. Un día fue a visitarla una rana del mar.

–¿De dónde vienes? –preguntó la rana del pozo

.–Del gran océano –respondió la otra.

–¿Y es muy grande ese océano?

–Es gigantesco.

–¿Cómo una cuarta parte de mi pozo, quieres decir?

–Más grande.–¿Más Grande? ¿Cómo la mitad de mi pozo?

–No, aún más grande.

–¿Es… es tan grande como este pozo?–Mucho más. No hay comparación.

–¡No es posible! ¡Eso tengo que verlo yo misma!

Y las dos se pusieron en camino. Cuando la rana del pozo vio el océano, sufrió tal impresión que la cabeza le estalló en mil pedazos.

Cuentos tradiciones Zen

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