Detenerse en cada palabra, en cada nota/acorde, en una idea, y que con algo de tiempo logre crecer y ramificar.
Es frecuente caer en la tendencia a acelerar los procesos y abandonar.
Cuando la sensación de que todo se escapa, que el tiempo no alcanza, que hay demasiado por hacer, justo ahí es donde estamos atrapados en una espiral que sólo conduce a una inevitable superficialidad y desencadena la necesidad de saltar de actividad en actividad sin completar el propósito.
El sentido original de embarcarse en un texto tiene que ver con atravesar cada parte para rescatar nuestra respuesta.
Atravesarlo a la máxima velocidad puede darnos acceso a cierta información, pero se habrá perdido la riqueza de lo que podríamos y deberíamos haber aportado, y que finalmente es lo único que construye nuestro universo.
De la misma manera, el tiempo necesario para evocar una respuesta frente a una obra musical no es nunca el dado al leerla o ejecutarla a la máxima velocidad.
Existen infinidad de capas de información que se ponen de manifiesto con cada repetición lenta, y más lenta.
No es que esas ideas/imágenes estén en la música, están en nosotros.
Pero lleva tiempo dejar que recorran su camino y se hagan fuertes.
[Pararse y Ver] - El significado fundamental de 'pararse y ver', al que a veces se denomina de forma más solemne como 'cese y contemplación', es parar la ilusión y ver la verdad.
De la misma manera que la 'ilusión' es generada por nosotros, también lo es la 'verdad'.
No son términos absolutos, sino caras de una misma moneda.
Pero una de esas caras es la que preferimos ver cuando cae.